martes, 30 de junio de 2009

CRÍTICA TOMACINE.COM


Por la mirilla de la puerta un ojo oscuro con mirada perturbada nos espía bajo un sudor sofocante. Su respiración entrecortada delata el miedo que sentimos al mentir, al igual que mentimos cuando nos engañamos diciendo que no tenemos miedo.

El tiempo se nubla ocultando el embriagador espejismo de nuestra existencia dejando paso a la lluvia que hace caer inexorablemente al suelo cada gota que

compone nuestra alma.

La sabiduría en los Tres monos del director turco Nuri Bilge Ceylan esta presente en cada personaje como en el relato chino. Cada uno se cubre con las manos una parte diferente del rostro: los ojos, la boca y los oídos; para no ver, no decir ni oir algo malo.

Cuatro son los componentes de este viaje psicológico que nos propone el director en un claro acercamiento a la literatura a la hora de expresar los sentimientos y sensaciones de los protagonistas. Los extensos planos, fuera de ralentizar la historia, ofrecen un amplio abanico con los que el espectador será partícipe encontrando diferentes interpretaciones de las imágenes. Una forma de involucrarnos en la piel de unas personas que viven esquivas a su suerte.

Servet (Ercan Kesal): Un político turco, de un partido imaginario que Nuri Bilge Ceylan imaginó, que ansía el poder. Él prende la mecha que causará la tormenta.Eyüp (Yavuz Bingöl): Chófer particular de Servet. Un padre de familia felizmente casado y humilde que se limita a acatar órdenes, alguna de ellas dolorosa.

Hacer (Hatice Aslan): Ella es la mujer de Eyüp, una persona que tiene que convivir con las consecuencias del destino. El motor que rige su cuerpo es el corazón y la locura su combustible.


Ismail (Ahmet Rifat Sungar): Hijo del matrimonio condenado a conformarse con lo que tiene y no buscar manera de aprovechar el tiempo. Él es el ciego poseedor de los oscuros ojos que parpadean tras la puerta.

El director otomano Nuri Bilge Ceylan siempre ha buscado adentrarse en la mente del ser humano. Prueba de ello es Tres monos (por el que consiguió la Palma de Oro al mejor director en Cannes 2008) y sus dos anteriores trabajos: Lejano y Los Climas.

El poder, el dinero, la desdicha... son aspectos que siempre le han interesado sobremanera, añadiendo en su filmografía partes autobiográficas por las que en ocasiones se le ha criticado (desde un lado constructivo).


Hay llamadas en las que no se obtienen respuestas, existen silencios que expresan mucho más de lo que seríamos capaces de confesar pero por encima de todo sobresale la autodefensa. Si nos tapamos los ojos con una venda, los oídos con tapones y la boca con esparadrapo todos nuestros males se difuminarán en nuestra poca iluminada consciencia.

El teléfono suena alzando la voz quebrada que no somos capaces de articular. Una canción gestada desde el odio y el rencor que vive adormilada en la penumbra de nuestro psique.

Espero que ames y no te correspondan
Que el amor te duela como me duele a mí
Que anheles el reencuentro y nunca lo logres
Igual que yo
Espero que tu corazón se derrita como una vela
Que la desesperanza llame siempre a tu puerta
Y esperes como un esclavo
Espero que te roben el corazón
Como si fuera una baratija en el mercado

Lo más destacado de Tres monos sin duda alguna es la fotografía, retocada en la post-producción alcanzando el clímax visual mientras somos trasnportados en un vagón al son del ruido producido por el choque con las vías del tren.

Una delicia para saborear en la que merece la pena detenerse y trasladar nuestro ser al universo creado por Nuri Bilge Ceylan.

Cuando nos encontramos de nuevo ante nosotros a la rabia y a la tristeza es cuando reaparecen los viejos fantasmas del pasado. Pasajes y personas que teníamos guardadas bajo llave para no volver a sufrir.

Huir no es la solución, hay que abrazarse a ella para encontrar la paz y el perdón antes de que nos clave un puñal por la espalda.
Xavier Villanueva (tomacine.com)